Daniel pasó por varios momentos, muchos de los cuales fueron extremadamente delicados y preocupantes. Pasó por la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), hasta llegar a la cuarta y, finalmente, fue dado de alta de la unidad médica a mediados de año.
El 11 de julio, según cuenta su madre Adriana, los médicos tuvieron que intubar nuevamente a Daniel, para evitar una falla pulmonar.
“Paracetamol, dipirona, bolsa de hielo y no podía salir de 37 fiebre. Le hicieron una traqueotomía el día 12, ya partir de ahí sale del período crítico, con la hinchazón minimizada, empieza a cesar la neumonía, hace efecto la medicación, se le acaban las bacterias y sale el tubo”.
Entonces Daniel comienza fisioterapia, para volver a caminar, y tener una vida normal, hasta que es dado de alta del hospital.
La baja del CTI se dio en julio, cuando Daniel cumplió 16 años. El 18 de agosto se fue a su casa, donde ha estado recibiendo atención domiciliaria desde entonces. Daniel también regresó a la escuela el 19 de septiembre, donde participa en clases y exámenes.
“El día de su cumpleaños, cuando aún estaba en el hospital, lo dieron de alta para una habitación. Hicimos una fiesta para él, fueron todos sus amigos, la logopeda le enseñó a hablar, cerrando el pequeño orificio de la traqueotomía, tuvo su primera alimentación oral, andando en silla de ruedas, pero con control de tronco. Ya estaba sentado, interactuando, incluso cuando estaba débil”, recuerda Adriana.
Cinco meses después del caso, Daniel no presenta secuelas físicas ni neurológicas. Según su madre, está a punto de someterse a su última intervención quirúrgica , que es la colocación de una prótesis 3D para la reconstrucción de la bóveda craneal.
A partir de entonces, su familia pasó por una batalla legal con el plan de salud, hasta que ganaron y lograron esta cirugía.
“Tuve que apelar al Ministerio Público, a la Justicia. Después de la presión, el plan de salud aprueba la prótesis. El médico manda que se haga”, cuenta Adriana, quien explica que esa será la última etapa de la reconstrucción.
“Es como un bebé que empieza a interactuar. No hay manera de medir el tamaño de la lesión. Los propios médicos vieron un milagro. El volvió. Y volvió normal. Increíble. Simplemente volvió a la normalidad. Primero: por la intervención de Dios; y segundo: la ayuda fue muy rápida. Todo fue en el momento adecuado”, concluyó Adriana.
Fuente: Noticiascristianasdigitales.com
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