“Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman” Santiago 1:12
Sabemos que siempre debemos venir a Dios con una disposición de humildad verdadera, pero cuando estamos enfrentando pruebas y pidiéndole a Dios sabiduría, Santiago añade algo más que debemos hacer.
Santiago 1:6
“Pero que pida con fe, sin dudar, porque quien duda es como las olas del mar, agitadas y llevadas de un lado a otro por el viento”
Si dudamos que Dios nos dará lo que Él ha prometido, estaremos pisando terreno inestable, un día estaremos arriba, el siguiente abajo y así sucesivamente.
Rápidamente se convertirá en un ciclo que nos frustrará, nos confundirá y nos dejará agotados.
Santiago 1:7 dice
“Quien es así no piense que va a recibir cosa alguna del Señor; es indeciso e inconstante en todo lo que hace.”
Sabemos que es extremadamente difícil, por no decir imposible, permanecer en equilibrio, confiando en Dios por sus promesas cuando estamos llenos de incertidumbre. Es por eso que terminamos sacudidos como las olas del mar.
De ser así, estaremos confiando y creyendo parcialmente la palabra de Dios, pero debemos recordar que tenemos un Dios quien es totalmente capaz, confiable y suficiente, y es digno de toda confianza.
Únicamente aquella persona que confía plenamente en Dios, quien es capaz de perseverar a través de las pruebas, la persecución y la tentación.
Para esa persona, su enfoque no está en su sufrimiento presente o dificultades, sino en la certeza de la presencia de Cristo en su vida, y esto es lo que nos lleva a ver hacia el futuro con convicción y seguridad, la corona de vida que Dios promete a los que le aman.
Cuando amamos a Dios, confiamos en Él, y cuando confiamos en Él, podemos ir a través de la vida, enfrentando nuestros problemas como si ya estuvieran resueltos, puesto que ante los ojos de Dios, nuestros problemas y dificultades ya han sido resueltos.
Lo que para nosotros son problemas, para Dios en realidad son planes.
Nuestras pruebas son constantes y numerosas, pero hay que aprender a perseverar con tal confianza en Dios, que podamos vivir nuestra vida con absoluta fe, confianza y total certeza en que lo que Dios ha prometido, Él mismo lo cumplirá.
Preocuparse y alarmarse indica que estamos luchando en nuestras propias fuerzas contra nuestras circunstancias y que estamos tratando de vivir sin Dios.
Jesús dijo: Mateo 6:27
“¿Quién de ustedes, por mucho que se preocupe, puede añadir una sola hora al curso de su vida?”
“Considérense muy dichosos” dice Santiago.
La persona que ha experimentado verdaderamente a Dios, conoce la bendición que vendrá al final y sabe que nada le faltará porque en Cristo tenemos todo.
En Apocalipsis 2:10, Jesús dice:
“Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida.”
En esta vida, hemos sido plenamente bendecidos y contamos con todos los recursos para perseverar a través de las pruebas y dificultades, pero más allá de eso, debemos siempre recordar la magnífica e inconmensurable bendición que recibiremos cuando Jesús nos dé la corona de la vida, y esto no se refiere como algunos piensan que si somos files recibirán la vida eterna, esto es un premio es justamente eso una corona que se llama la corona de Vida y se da a aquellos que han recibido a Jesús como su Salvador personal y perseveran fieles a la fe a pesar de las dificultades y problemas en sus vidas..
ORACIÓN
Señor Jesús, lléname con una fe inquebrantable que me permita confiar totalmente en Ti a través de mis pruebas y dificultades. Te doy gracias por ser todo lo que necesito y por la promesa de la corona de la vida.
PARA REFLEXIONAR:
¿Estoy viviendo durante mis pruebas y dificultades con la mirada puesta en Cristo y en la corona de vida que Él mismo ha prometido a los que le aman?
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Fuente: https://www.ibmlaherencia.org/
