“Es hora de la audacia”, dijo y pidió unidad. Kamala Harris se convirtió en la primera mujer vicepresidenta de la historia del país.
Fue una ceremonia plena de símbolos que puso fin a una era turbulenta en los Estados Unidos, al pie del Capitolio, en un mediodía que comenzó con una tenue nieve y terminó con sol. A las 11:48, hora de Washington, Joe Biden se convirtió este miércoles en el 46° presidente de la primera potencia del mundo con un fuerte llamado a la unidad del país, que ha quedado profundamente dividido tras cuatro años de gobierno de Donald Trump.
“La voluntad del pueblo se ha escuchado. La democracia es preciosa y es frágil. Y en estas horas, la democracia ha prevalecido”, dijo Biden en sus primeras palabras como presidente. Se refería, sin mencionarlo, al ataque que había recibido el 6 de enero el edificio que tenía justo atrás, a sus espaldas, por parte de violentos simpatizantes del presidente saliente.
A esa hora, Trump ya había aterrizado en el aeropuerto de West Palm Beach, en Florida, luego de abandonar la Casa Blanca pasadas las 8 de la mañana y ofrecido un discurso elogioso de su gestión y con la promesa de volver
Por primera vez en más de 150 años, el presidente saliente no estuvo en la fiesta de asunción de su sucesor. Fue el corolario de una gestión divisiva, de rompimiento de las instituciones y de violencia, un panorama que Biden busca reparar.
“Es hora de la audacia”, exclamó en su discurso el demócrata de 78 años, el hombre más viejo en ocupar la presidencia de los Estados Unidos. Biden se dirigió a aquellos que no lo votaron
“Mírenme y mídanme, y si no están de acuerdo, está bien. Eso es democracia», les dijo. Y les prometió que será el presidente de todos los estadounidenses. Que peleará por todos por igual. «Debemos terminar esta guerra civil”, siguió. “Vamos a necesitar de todos para perseverar.” Y llamó a enfrentar esta pandemia como una sola nación. «Vamos a salir de esto juntos», subrayó.
A Biden le tomó juramento John Roberts, presidente de la Corte Suprema, sobre una antigua Biblia que perteneció a la familia del demócrata y de origen irlandés. Es el segundo presidente de la historia de EE.UU. que es católico, luego de John F Kennedy.
Su compañera, Kamala Harris, juró ante la primera mujer latina en la Corte de Justicia, Sonia Sotomayor. Todo un símbolo ya que Harris se convirtió en la primera mujer en alcanzar la vicepresidencia y la primera afroamericana y de origen indio.
Ante la ausencia de Trump, el representante del gobierno saliente fue el vicepresidente Mike Pence, que no fue a despedir al magnate en su último vuelo desde la Casa Blanca.
Entre los invitados también se encontraban los ex presidentes Bill Clinton, George W. Bush, Barack Obama y sus respectivas esposas, que se saludaban como viejos amigos.
Ceremonia inusual
La ceremonia tuvo un marco completamente inusual, modesto. En primer lugar hubo apenas 1.000 invitados, cuando suelen haber cientos de miles en el inmenso espacio verde que une el Capitolio con el Lincoln Memorial. Las restricciones fueron por la inédita pandemia que ya ha causado más de 400.000 muertos en el país.
También se llevó a cabo en medio de un enorme operativo de seguridad, que prácticamente bloqueó la ciudad con 25.000 efectivos de la Guardia Nacional y miles de agentes del FBI, la policía y otras fuerzas federales, en alerta por posibles ataques de ultraderechistas. En este contexto, Biden y su equipo instaron a los estadounidenses a quedarse en sus casas y seguir el evento en forma virtual
Sin embargo, hubo detalles que decoraron la solemne ceremonia: una poderosa Lady Gaga cantó el himno nacional, la actriz y cantante Jennifer López también entonó una canción, al igual que el cantante de música country Garth Brooks.
En tono calmo y solemne, Biden se refirió a la pandemia y dijo comprender la grave situación económica. «Se han perdido millones de empleos, hay pedidos de justicia para todos, que ya no serán demorados», dijo, y llamó a derrotar la supremacía blanca. Estos esfuerzos requieren más que palabras, requieren unidad dijo. «Unidad», repitió.
«Hoy, toda mi alma entera está en esto, uniendo a esta nación. y le pido a cada americano que se una a mí en esta causa. Podemos superar este virus mortal, podemos hacer a Estados Unidos la fuerza líder en el mundo. Las fuerzas que nos dividen son reales y profundas, pero no son nuevas. Racismo, el miedo… nos han lastimado desde hace tiempo», dijo. Y llevó a cabo su primer acto de gobierno: un minuto de silencio por los 400 mil muertos por la pandemia.
Luego de la jura, Biden pasó revista a las tropas y más tarde colocó una corona en la Tumba del Soldado desconocido, en el cementerio de Arlington, junto a los ex presidentes y su esposas.
Desde allí enfiló hacia la Casa Blanca por la avenida Pennsylvania, inmerso en un desfile de bandas militares con un extraño paisaje de calles desiertas. Ingresó a pie a la gran mansión, se paró junto con su esposa en el pórtico principal y la abrazó. Se marchó a firmar sus primeros decretos. Le esperan cuatro años de un trabajo enorme.
Fuente: Clarin.com
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