Una semana después de que Kayla nació, sus padres supieron que tenía Síndrome de Down. Tal razón los llevó a darle instrucciones a sus otras dos hijos Janessa y Jeffrey, de darle una dosis extra de (amor) a su nueva hermana.
Mirando hacia atrás, Janessa reconoce que, de hecho, la dosis extra de amor vino de Kayla. (En ese momento, ninguno de nosotros sabía cuánto amor adicional derramaría Dios en nuestra familia a través de ella), dijo la joven.
Sin embargo, al recordar. Janessa reconoce que realmente la dosis extra de amor vino de parte de Kayla.
(En ese momento, ninguno de nosotros sabía cuánto amor adicional derramaría Dios en nuestra familia a través de ella), dijo
La joven, estudiante de biología en la Universidad de Andrews en EE.UU., dice que una de las formas en que (Dios nos ama a través de ella) es mediante sus palabras.
(Son comentarios sencillos, pero a menudo siento que Dios ha escondido en ellos lecciones de amor para mí), dice.
(Le pregunto: ‘Kayla, ¿puedes pasarme la leche?’ y me encuentro con un brillo en los ojos cuando sugiere: ‘Ahh, creo que deberías llamarme ‘hermana’. Algunos días entra corriendo en mi habitación exclamando: ¡Hermana! Deberíamos celebrar el Día de la Hermana. O cuando me siento a ver vídeos de historias bíblicas con ella, se acurruca en mí y dice: ‘Supongo que es como el Día de la Hermana’), contó.
Además, Janessa también dijo que aunque lo primero que aprendió Kayla fueron los nombres, prefiere que la llamen simplemente (hija).
(Más importante para ella que nuestros nombres es su relación personal con cada uno de nosotros), señaló.
(Me di cuenta de que, aunque Dios nos conoce por nuestro nombre, valora más nuestra relación con Él. Somos sus hijos e hijas. No se avergüenza de asociarse con nosotros (Hebreos 2:11) y desea que le llamemos ‘Padre’), dijo reflexionando sobre la nueva lección que aprendió.
Janessa dijo que su pequeña hermana también tiene su rutina de devocionales.
(A Kayla le encanta salir a la naturaleza por la mañana temprano y pasar tiempo con Dios. Vuelve con una sensación de paz y alegría, y una intuición que a menudo me asombra), dijo.
En medio de muchos compromisos y preocupaciones en su último año de universidad, la joven encontró descanso en Dios por las palabras de Kayla: ¡He estado orando por ti!.
En ocasiones, Janessa se encuentra ocupada y la pequeña Kayla la interrumpe para darle un largo abrazo. (A veces, se da cuenta de mi afán por llevar a cabo mi proyecto y me mira con su dulce sonrisa mientras me dice: ¡Te estoy queriendo, hermana!), contó.
(Otras veces, la sorprendo mirándome y le preguntó si necesita algo. Sólo sonríe y dice: ¡Sólo te quiero!).
Janessa dice que en momentos como ese se ve impactada por la fe y el amor de su hermana, y cada día aprende nuevas lecciones a través de ella.
(Me imagino a Dios, con un parpadeo, enviando situaciones que parecen interrupciones, sólo para darnos un momento para respirar y ver que Él está sonriendo y diciendo: ¡Sólo te estoy amando!).
(No puedo imaginarme crecer sin la bendición de mi hermana pequeña).
(A través de ella, Dios me mostró una nueva faceta de su amor. Pensamos que le daríamos más amor, pero Dios sigue derramando aún más amor a través de ella hacia nosotros), concluyó la joven.
Fuente: Viviendolafe.com
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