El éxito que las estrellas del patinaje chino han tenido se lo atribuyen principalmente a Dios, quienes también han defendido su fe ante las restricciones que el régimen comunista de su país mantiene ante la fe.
Para el país, los nombres de Wang Meng y Wu Dajing son de orgullo para ellos, ya que juntas han roto récords mundiales y traído varias preseas doradas a su hogar, pero su éxito está mucho más allá de sus propios talentos y capacidades, puesto que el enfoque y el aliento de fe que han recibido les ha impulsado a recibir tantos logros.
Li Yan, leyenda del patinaje de velocidad en China, es la entrenadora de ambas, con un profundo amor al deporte ha sabido como exaltar las bendiciones que en su disciplina Dios le ha dado; actualmente es la presidenta de la Asociación China de Patinaje.
Uno de sus logros más destacados ha sido el impecable trabajo que logró con el equipo femenino de patinaje de velocidad en pista corta de China, las cuales arrasaron con todas las medallas de oro en los Juegos Olímpicos de Invierno en 2010, haciendo historia en esa disciplina.
Pero la fuerza que está dentro de ella es el motor que la impulsa a llevar a otros hasta la cima del deporte de invierno; para ella Dios marcó la diferencia en todo lo que ha vivido a lo largo de su carrera: agotamiento por los entrenamientos, luchas, desafíos y demás, sobretodo cuando se anunció que ella estaría a cargo del equipo de patinaje de su país.
“A través de la oración, recibí fortaleza. Podría dejarlo ir”, expresó ella en una entrevista con United Biblie Societies China Partnership, sobre la obra que Dios estaba haciendo en ella para que abandonara el ego y pudiera perdonar a otros.
Luego de esa experiencia con Dios y a través de unas vacaciones que la ayudaron a crecer en su fe, a su regreso todos vieron el cambio de ella, el cual usó para demostrar más responsabilidad y atención sobre su equipo; uno de sus recursos favoritos fue brindarles ánimo a todos por medio de la palabra de Dios.
“Cuando nos conectamos unos con otros, existe una mayor sensación de trabajar hacia un objetivo común. Animo al equipo a amarse unos a otros, perdonarse unos a otros y cuidarse unos a otros”, contó ella.
Personalmente, Li lleva consigo a todos lados una Biblia e incluso a las pistas de patinaje, la cual le da aliento e inspiración en momentos cruciales; sus momentos favoritos para leer son antes de practicar y antes de dormir, para ella las palabras de Mateo 6:34 son su impulso en la vida.
Siendo honrada por las atletas que ayudó a formar, Li reconoce públicamente que solo hay un Dios y es verdadero, en el cual cree con todo su corazón y el mismo que le ha guíado a capacitar a otros siendo líder.
“Cuanto mejores somos, más humildes debemos ser. El honor no me pertenece. No podría hacer esto por mí mismo. Todo esto viene de Dios. Él me dio estas habilidades”, afirmó.
«La gloria es temporal, pero el crecimiento es para toda la vida», agregó para recalcar que el permiso que le dio a Dios de irrumpir en su vida y transformar su corazón le ha llevado a niveles que jamás imaginó.
Fuente: Evangelicalfocus.com
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