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Lo que pudo parecer una gran pérdida para una iglesia en EE.UU, representa una gran victoria para la congregación después de que el templo donde se reunieron fuera completamente destruido por el fuego.

(Regalo de Dios), Iglesia en EE.UU crece después de que un incendio destruyera el templo por completo

A principios del mes de enero la Iglesia River of Life de Munford, EE.UU, fue arrasada por un incendio masivo que ni los bomberos pudieron controlar, lo que fue en su momento una gran pérdida para la congregación.

Greg Temke, pastor de la iglesia, fue alertado por el propio alcalde de su ciudad, Dwayne Cole, quien se congrega allí; éste fue quien le avisó que el templo estaba en llamas; para cuando llegaron los bomberos hacían de todo cuanto podían para controlar las llamas sin tener éxito alguno.

“Cuando llegamos a la iglesia alrededor de las 11:45 p. m., ya estaba envuelta en un gran incendio. Dos camiones ya echaban agua sobre el fuego, pero las llamas se hacían más fuertes”, dijo Temke.

Trabajando duro por 14 horas, los bomberos pudieron apagar el fuego que hizo que la iglesia alcanzara una temperatura de los 1.700 grados, los resultados fueron pérdida total sin poder recuperar nada.

“Los bomberos vinieron a mí varias veces y me dijeron que estaban haciendo todo lo posible para salvar la iglesia y que estaban trabajando muy duro”, contó.

Milagrosamente lo único que quedó intacto fue el gimnasio de la iglesia, por lo que el domingo siguiente al incendio toda la congregación se reunió allí para adorar a Dios.

“Fue un regalo de Dios”, afirmó el pastor.

El tamaño de los daños eran demasiado grandes como para que el seguro que la iglesia tenía pudiera cubrirlo todo, fue entonces cuando recibieron un milagro financiero y los costos se redujeron al 90% después de que el pastor se reuniera con los principales funcionarios de la ciudad, con el propósito de restaurar el templo.Pero ese no fue el gran milagro que recibieron, puesto que aun en ruinas el crecimiento de la iglesia fue demasiado grande para lo que ya habían experimentado; pasaron a tener a 300 personas cada domingo después del incendio.

“Los miembros han sido tremendamente optimistas, positivos y muy fuertes con su fe”, testificó Greg.

“Siempre pensé que teníamos una iglesia saludable, fuerte y orientada a la misión. El fuego es una buena prueba para el corazón de las personas. A pesar de todo, fueron fieles, solidarios y se presentaron”, agregó.

Debido a tal crecimiento de la congregación han cambiado de objetivo, pues ahora están buscando un lugar más grande para recibir a las personas que asisten por cada servicio.

“¡La iglesia tiene grandes días por delante!”, finalizó el pastor.

 

Fuente: news.ag.org

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