El huracán Otis, de categoría 5, arrasó el puerto de Acapulco, el pasado 25 de octubre, 48 personas fallecieron y destruyó miles de viviendas. Decenas de personas siguen desaparecidas.
Los capellanes del Billy Graham Rapid Response Team (BG-RRT) Steven y Annmarie Flores llegaron a Acapulco hace casi dos semanas y se encontraron con una escena de devastación absoluta.
Muchas personas se quedaron sin hogar y han estado viviendo en sus patios, sin electricidad ni agua corriente. Los mosquitos abundan en la región, y con las personas pasando tanto tiempo al aire libre, se ha visto un aumento en el número de enfermedades como el peligroso dengue.
«La gente está angustiada. Las familias están sufriendo», dice Annmarie. «Se han derramado muchas lágrimas».
Sin embargo, en medio del dolor y el trauma, Dios está actuando.
Los capellanes están ministrando a los residentes tras el desastre, compartiendo el amor y la paz que Dios ofrece a quienes deciden tener una relación con su Hijo Jesucristo. Desde su llegada, han orado con más de 290 personas.
«Podemos abrazarlos y ofrecerles paz», afirma Steven. «Les recordamos la gracia de Dios. Que siguen vivos por un propósito».
Al menos ocho personas han decidido entregar su vida a Cristo.
Steven habló con un joven que esperaba junto con sus hijos pequeños en el exterior de una clínica médica local. El padre de un niño de 3 años y una niña de 9 relató el aterrador momento en que el huracán golpeó mientras él y su familia estaban dentro de su casa.
Salieron ilesos, pero la tormenta destruyó la casa.
«¿Por qué?», preguntó, luchando con la abrumadora destrucción que le rodeaba.
Steven le explicó que el mundo en que vivimos es un mundo caído y los seres humanos somos pecadores, pero que Jesucristo vino a liberarnos de nuestros pecados.
«Dios quiere cambiar tu corazón», dijo Steven al joven. «Dios quiere que seas su hijo».
El capellán lo guió a través del folleto «Pasos para tener paz con Dios» de la Billy Graham Evangelistic Association, que explica cómo tener una relación con Jesucristo.
El hombre oró para arrepentirse de sus pecados y entregó gozosamente su vida a Cristo.
La luz sigue brillando en la oscuridad. En medio de circunstancias terribles, muchos mirarán hacia la única fuente real de esperanza: Jesús.
Fuente: gacetacristiana.com.ar
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