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Los tiempos de Dios son perfectos. le pregunté a varias personas qué significaba para ellos cuando decían: “El tiempo de Dios es Perfecto”. Algunos me dijeron: “Es que las cosas pasan por algo”, “Todo lo que nos sucede tiene una razón”, “Es mejor que las cosas tomen su curso natural”, “No presionar las cosas”, “Dios sabe porque hace las cosas”.

Pero estas respuestas hicieron que me diera aún mas curiosidad, porque lo que entendía con esas respuestas es que la gente confía, tanto en Dios que simplemente acepta lo que le sucede, bueno o malo, y pensé; si lo que nos sucede es bueno ¡está bien! Pero si es algo que no queremos ¿Qué hacemos? ¿Nada? Decidí leer algunos post y testimonios en internet y tratar de comprender.

 

 

El tiempo de Dios no es el mismo que el nuestro

En el griego antiguo, en el que está escrita la Biblia, se utilizan los términos cronos y kairos para referirse al tiempo.

Cronos es un lapso de tiempo, es el tiempo terrenal que podemos medir con relojes y calendarios. Este es un tiempo que entendemos, por lo que podemos llegar a creer que Dios trabaja en ese mismo tiempo.

Pero lo cierto es que el tiempo de Dios se mide con el término kairos, que significa tiempo oportuno, tiempo favorable, momento señalado y preciso. El kairos es “el tiempo diseñado en el cielo, que se manifiesta en la Tierra, para bendición de los hombres”.

Podemos ver, entonces, que el tiempo de Dios no es el mismo que el tiempo de los hombres, y aunque sus milagros y respuestas se manifiestan en nuestra dimensión terrenal, estos no responden a la dimensión terrenal.

Aprendiendo a esperar en el tiempo de Dios

Muchas veces, cuando tenemos problemas, oramos y pedimos a Dios una solución; esperamos una respuesta rápida, casi inmediata. Y cuando no llega y sentimos que hemos esperado bastante empezamos a desesperarnos, la ansiedad se puede apoderar de nosotros y muchas veces nos enojamos y le reclamamos a Dios.

Le relamamos porque Él no está respondiendo, según nuestro tiempo; creemos que Dios está ocupado resolviendo otros problemas o que simplemente se olvidó de nosotros. Como nuestra visión del problema es limitada, creemos que Dios también tiene una visión limitada y se nos olvida que Él ve todo el panorama, que además conoce el futuro y conoce nuestros corazones.

Debemos entender que Dios tiene el control de todo, que nos ama y que todo lo que pasa (y deja de pasar) nos ayuda a bien, pero sobre todo, debemos entender que las cosas pasarán en el momento que Dios quiera y considere oportuno.

¿Cómo puedo saber cuál es el tiempo de Dios?”

Respuesta: Lo primero que necesitamos entender sobre el tiempo de Dios es que es perfecto, así como todos los caminos de Dios son perfectos (Salmo 18:30; Gálatas 4:4). El tiempo de Dios nunca es temprano, y nunca se ha retrasado. De hecho, desde antes de nuestro nacimiento hasta el momento en que tomamos nuestro último aliento acá en la tierra, nuestro Dios soberano está cumpliendo sus propósitos divinos en nuestras vidas. Él está en completo control de todo y de todos, desde la eternidad hasta la eternidad. Ningún evento en la historia ha puesto aunque sea una arruga en el tiempo del plan eterno de Dios, que él diseñó antes de la fundación del mundo.

Uno podría pensar, entonces, que al entender la soberanía de nuestro creador, haría que la paciencia y el esperar fuera algo más fácil. Lamentablemente, sin embargo, ese no es siempre el caso.

Nuestra naturaleza humana puede hacer que sea algo difícil el esperar el tiempo perfecto de Dios. De hecho, en el bullicio y el ajetreo de nuestra vida frenética, a menudo nos resulta difícil esperar a alguien o algo. Lo que queremos lo queremos ahora. noticia cristiana.

Con nuestros modernos avances tecnológicos, a menudo somos capaces de conseguir lo que queremos ahora. Como resultado, no sólo estamos perdiendo nuestra paciencia, sino que también nos damos cuenta de que cada vez es más difícil discernir el tiempo de Dios.

La paciencia es un fruto espiritual (Gálatas 5:22), y la escritura deja claro que Dios se complace con nosotros cuando dejamos ver esta virtud: “Guarda silencio ante Jehová, y espera en él” (Salmo 37:7), “bueno es Jehová a los que en él esperan” (Lamentaciones 3:25). Y nuestra paciencia a menudo revela el grado de confianza que tenemos en el tiempo de Dios.

Debemos recordar que Dios opera de acuerdo a su calendario eterno perfecto y preordenado, y no de acuerdo al nuestro. Debemos tener el gran consuelo en saber que cuando esperamos en el señor, recibimos fuerza y fortaleza divina: “pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán” (Isaías 40:31). El salmista reitera: “Aguarda a Jehová; Esfuérzate, y aliéntese tu corazón; Sí, espera a Jehová” (Salmo 27:14).

Otra clave para entender el tiempo de Dios es la confianza. De hecho, nuestra capacidad para esperar en el señor está ampliamente relacionada con cuánto podemos confiar en él.

Cuando confiamos en Dios con todo nuestro corazón, renunciando a depender en nosotros mismos, a menudo con una comprensión equivocada de las circunstancias, Dios ciertamente nos guiará (Proverbios 3:5-6). “…Mas al que espera en Jehová, le rodea la misericordia” (Salmo 32:10). Sin embargo, para confiar plenamente en Dios necesitamos conocer a Dios.

Y la mejor manera de conocerlo es a través de su palabra. El poder divino de Dios se desata en nuestras vidas a través de su palabra inspirada (1 Tesalonicenses 2:13). La obra de la palabra de Dios incluye la salvación (Romanos 10:17; 1 Pedro 1:23), la enseñanza y la formación (2 Timoteo 3:16-17), la guianza (Salmo 119:105), la protección (Salmo 119:114, 117), la fortaleza (Salmo 119:28), y nos hace sabios (Salmo 119:97-100). Si estudiamos y meditamos diariamente en su palabra, su tiempo se hará más claro para nosotros.

Cuando cuestionamos el tiempo de Dios, a menudo es porque estamos buscando orientación o liberación de una situación difícil. Sin embargo, podemos tener la seguridad que nuestro padre celestial sabe exactamente dónde estamos en nuestras vidas en cada momento.

Él nos coloca allí o nos permite estar ahí, todo para su propio propósito perfecto. De hecho, Dios a menudo usa las pruebas para fortalecer nuestra paciencia, permitiendo que nuestra fe cristiana madure y sea completa (Santiago 1:3-4). Y sabemos que todas las cosas, incluyendo estas pruebas difíciles, obran para bien para los que aman a Dios (Romanos 8:28). Dios, de hecho, escucha el clamor de sus hijos y responderá de acuerdo a su perfecta voluntad y tiempo.

“Muchas son las aflicciones del justo, Pero de todas ellas le librará Jehová” (Salmo 34:19). Los planes que Dios tiene

 

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Fuente: reflexiones.cristianas.com