LaVonna Ennis se desempeñaba como misionera en África durante la pandemia, hasta que se infectó; pero tras vivir una experiencia sobrenatural, fue testigo de su sanidad.
La misionera LaVonna Ennis y su esposo Scott lucharon mucho en su vida personal como en su ministerio cuando la pandemia del coronavirus comenzó a afectar África.
La pareja tuvo la oportunidad de volver a los Estados Unidos, pero decidieron quedarse para continuar con su trabajo misionero por medio de las Asambleas de Dios.
(Nuestra decisión de quedarnos y el toque de la sanidad de Dios en nuestras vidas también ha tenido un gran impacto en nuestros amigos musulmanes en África), dijo LaVonna.
Ambos usaban medicamentos y vitaminas para prevenir el covid-19 y continuaron su discipulado en línea siguiendo todas las medidas de seguridad. Pero Scott comenzó a sentirse mal, y cuatro días después, LaVonna también.
Los misioneros estaban haciendo su tratamiento en casa siguiendo los protocolos y recomendaciones de los profesionales estadounidenses; pero la condición de LaVonna comenzó a empeorar.
(La noche que me enfermé más, se cortó la electricidad ‘lo cual no es raro’, silenciando la suave música de alabanza. Cuando desperté, vi espíritus demoníacos de la muerte volando cerca del techo), recordó.
(Casi podía sentir la fuerte brisa provocada por sus alas. Susurré: ‘Dios, estoy listo para conocerte, si el Señor está listo para llevarme. Pero reprendo a estos espíritus de las tinieblas) dijo la misionera.
En aquel momento, mientras atravesaba por esa tétrica situación, LeVonna asegura que sintió como el Espíritu Santo le pidió que adorara.
Como le costaba respirar y no tenía voz para llamar a su esposo, decidió obedecer a la instrucción de Dios y comenzó a cantar en voz baja (Levanto un Aleluya) de Bethel Music.
LeVonna dice que luego de cantar la primera estrofa de la canción vio (una luz comenzar a perforar el centro de los espíritus demoníacos), por lo que siguió adorando.
(Sentí que los espíritus malignos se movían hacia las esquinas de la habitación y el centro se llenó de luz. Aunque me encantó, la oscuridad se fue. Pero cuando dejé de adorar, volvieron a rodearme. Seguí susurrando alabanzas y cánticos de adoración durante unas seis horas. Finalmente, mucho después de que salió el sol, ya no me sentía mal en la habitación), afirmó la misionera.
Sorprendentemente ese no fue el único milagro que la pareja experimentó, ya que la salud de la mujer comenzó a mejorar conforme pasaban los días, hasta recuperarse completamente.
Hoy LeVonna agradece a Dios por su sanidad y aquella experiencia que le ayudó a fortalecer su fe y la de su esposo.
Fuente: Bibliatodo.com
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