La vida de Blake, un niño de 8 años, y de sus padres, Mark y Caroline Collie, cambiaron completamente cuando el niño sintió un fuerte dolor de cabeza y comenzó a vomitar.
Sus padres lo llevaron de inmediato al hospital, pero cuando llegaron a la sala de emergencias, Blake ya no respondía. La madre se dirigió a Dios en busca de ayuda para la condición de su hijo.
Aparentemente, la tomografía computarizada mostró que tenía una hemorragia cerebral masiva y se sometió a una cirugía de emergencia. El médico describió el sangrado del niño como una amenaza para la vida porque estaba en lo profundo de su cerebro.
“Por favor, Señor, no dejes que este sea el último día que tengamos a nuestro hijo con nosotros”, oró Caroline.
Después de la cirugía, el equipo médico tuvo que poner a Blake en coma inducido. Y al día siguiente, todavía estaba en estado crítico porque la presión en su cerebro aún era alta.
“Confiamos en Dios, adorémoslo y oremos para que no perdamos a nuestro hijo. Dios es bueno y está trabajando en esa situación para nuestro bien”, dijeron ambos padres.
Milagro de Dios
16 días después, los médicos encontraron signos de daño en el cerebro de Blake. Lo que podría significar que nunca más podría caminar, hablar o ver. Pero aun así, los padres continuaron orando por un milagro. Mark y Caroline solo querían seguir creyendo en Dios hasta el final.
Un día, Blake hizo un pequeño gesto, algo milagroso que hizo gritar a la enfermera pediátrica, “oh gracias a Dios, hay esperanza en ese pequeño movimiento”, dijo la enfermera.
Durante los siguientes días, continuaron orando por Blake y él siguió mejorando, lo que llevó a los médicos a retirar gran parte del equipo que sostenía su vida. El niño inició el proceso de terapia, reaprendiendo a caminar, hablar y recuperar la motricidad. Un proceso que se prolongó durante meses.
Todos en la habitación del hospital estaban asombrados por el milagro que presenciaron. Hoy Blake está en casa con su familia. “Según todos los informes, su progreso ha sido increíble. Debería tener todo tipo de retrasos, pero el hecho de que pueda hacer todo como antes es asombroso. Es un milagro”, declaró la enfermera pediátrica.
La familia de Blake agradeció por la atención médica, las oraciones de las personas cercanas y lejanas y el amor de Dios.
“Aprendí el poder de orar, creo que la oración es una actitud de vida, es acoger a Jesús y al Espíritu Santo en cada momento ”, concluyó la madre del niño.
Fuente: Guiame.com.br
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